ESTIMULACIÓN TEMPRANA
Buenos días, hoy queremos aportaros algo más sobre la estimulación temprana.
Normalmente se asocia para cuando hay algún tipo de trastorno pero lo cierto es que hasta los 10 años, su aplicación es muy positiva y a parte de poder mejorar algún aspecto de su desarrollo, estimula todas sus capacidades. No solo ayuda a fortalecer su cuerpo, también trabaja las emociones y la inteligencia.
Concretamente las áreas que se trabajan con la estimulación temprana son:
- Motricidad gruesa (movimiento del cuerpo, piernas y brazos)
- Motricidad fina (movimientos precios con las manos y dedos)
- Lenguaje
- Ámbito socio-afectivo (capacidad de relacionarse y mostrar sentimientos y emociones)
¿Cómo les estimulamos?
Las cosas más cotidianas que tengamos a mano por casa, pueden ser una fuente de estimulación, no es necesario realizar una inversión. Debemos saber que a la hora de realizar estos ejercicios deben estar bien despiertos, no haber comido hace poco tiempo, trataremos de crear un ambiente calmado y seguro. Cuando los ejercicios se realicen con éxito debemos felicitarles, las actividades que realicemos (si son preparadas y sobretodo si vamos a dedicar un ratito con bebés de hasta 1 año), serán acompañadas de música, canciones, rimas o juegos para hacerlo más divertido y que no lo tomen como si fuese una obligación, si no quieren realizar las tareas propuestas no les obligaremos. Las rutinas diarias como alimentarse, bañarse o vestirse también pueden ser un instrumento de estimulación.
Desde el nacimiento los bebés están estimulados, por ejemplo, aquellos que son amamantados, desarrollan el olfato y el tacto para buscar el pecho de su madre. Cuando les tumbamos boca abajo y reconocen algún sonido u objeto, comienzan a levantar la cabeza. Algunos ejercicios que podemos hacer con bebés para estimularles son por ejemplo: tumbarles boca abajo y pasarle las manos por la espalda, tumbarles y estirarles y encogerles brazos y piernas, moverselas hacia un lado y otro, también mecerlo en una hamaca o ponerlo en una sábana o manta y entre dos personas moverle suavemente. Con esto, como hemos nombrado anteriormente, estimularíamos la motricidad gruesa.
Para la motricidad fina en bebés hasta los 6 meses, para evitar que tenga las manos cerradas mucho tiempo, pues sabemos que aprietan mucho los puños, podemos abrírsela lentamente y realizar un suave masaje por su palma y dedos. Si todavía no puede agarrar un objeto, podemos ayudarle a cerrar los deditos. En la cara podemos hacerle cosquillas con la mano o con algún objeto como una brocha o una pluma e ir nombrando las partes de la cara que vamos tocando. Es necesario que le hablemos, pues desarrolla también su comprensión y su oído. Hay que llamarle por su nombre, emitir algún sonido no estridente... Para estimular el lenguaje podemos imitar los sonidos que el realice para animarle a seguir haciéndolo.
Como veréis, estos ejercicios son sencillos pero trabajan muchísimo todas las áreas. Conforme vayan haciéndose mayores y hasta los dos años, iremos incrementando las actividades según sus capacidades y logros.
A partir de los 2 años:
Para la motricidad gruesa empezamos a enseñarles a saltar con los pies juntos, a la pata coja, levantarse sin usar las manos, dar volteretas, correr detrás de una pelota o una persona, bailar utilizando brazos y piernas (para trabajar también la coordinación).
Para trabajar la motricidad fina: usar tijeras, abrir y cerrar puertas, botes, botellas...dibujar libremente y copiar formas como lineas rectas, curvas o círculos.
Para trabajar el lenguaje empezamos enseñándole su nombre y apellidos para que puedan repetirlo. Con un cuento les enseñaremos las imágenes para que nos digan lo que ven, pueden repetir la historia a su manera. Preguntarle mucho como le ha ido el día en el cole, repetir números, letras, palabras...
En el aspecto social, aquí vemos una gran diferencia entre los niños de 1-2 años y los de 2-3, pues empiezan a establecer relaciones afianzadas con sus amigos y familiares. Empiezan a realizar tareas sencillas como subirse o bajar el pantalón, nos ayudan en pequeñas tareas domésticas. Entienden, aunque a veces de lugar a alguna rabieta, lo que es suyo y lo que no, empiezan a descubrir sus emociones y poco a poco irán gestionándolas.
Estos son solo algunos ejemplos sencillos los cuales quizás realizabais con los niños pero no sabíais que tenían tanto efecto positivo en ellos.
La falta de estimulación temprana puede causar retrasos en su desarrollo tanto físico como emocional, algunas carencias que pudo tener de recién nacido como la ausencia de atención, motivación y dicha estimulación, pueden verse reflejadas a partir de los 3 años en reacciones agresivas, ira o enfado constante.También se reflejan en la frustración: "no puedo", "no se...", suelen ser tímidos, no se relacionan como deberían a esa edad, tienen problemas para empezar a hablar, correr...
En definitiva, la estimulación temprana es una herramienta sencilla y que nos ayudará a un completo desarrollo dentro de la evolución natural del bebé. Creemos que durante los primeros meses de vida no se percatan de lo que ocurre a su alrededor, pero ya vemos que no es así, que con mucho cariño y unos minutos al día, podemos ayudarlos y también hacerles felices, fuertes y sanos.
Los niños no tienen límite si le ofrecemos las oportunidades para crecer y mejorar.
Un abrazo fuerte, hasta mañana.